Monseñor Carlos Escribano Subías, se despide de su feligresía
El pasado 6 de octubre se hizo público el nombramiento que el Santo Padre el Papa Francisco reservaba para D. Carlos Escribano Subías, hasta ahora obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, como nuevo arzobispo de Zaragoza. Monseñor Escribano, llegó a La Rioja a finales de junio de 2016, para estar durante estos cuatro años entre nosotros como nuestro Pastor Diocesano.
D. Carlos Manuel Escribano, había tomado las riendas de la Iglesia en la Rioja tras el nombramiento y marcha del también recordado Monseñor D. Juan José Omella, como Arzobispo y actualmente Cardenal de Barcelona.
A lo largo de estos años, D. Carlos ha trabajado mucho, buscando caminos adecuados «para intentar llevar la buena noticia de la presencia del Resucitado entre nosotros, en una sociedad que ha cambiado mucho en los últimos años» como decía en su despedida de la Diócesis. Daba gracias a Dios, por haber podido poner en marcha la Misión Diocesana EUNTES, «fruto de un discernimiento compartido buscando nuevos caminos para la evangelización». El lanzamiento de dicha Misión, con la celebración en la Plaza de Toros de Logroño de una grandiosa y multitudinaria Eucaristía, marcó un hito que sigue vivo en la memoria de muchos.
Recordaremos por muchísimos años, la posterior procesión con las imágenes devocionales de casi todas nuestras parroquias de La Rioja y cerrando dicho desfile procesional, Nuestra Señora la Virgen de Valvanera, Patrona de la Diócesis.
Nada más conocerse la noticia del nombramiento de D. Carlos como Arzobispo de Zaragoza, empezaron las enhorabuenas por el nuevo destino pastoral pero también la nostalgia para con él que se va, empezaron a brotar. Llegaba la hora de empezar las despedidas en toda la Diócesis, parroquias, entidades, asociaciones, amigos y feligresía en general.
Después de los actos de Despedida en la Concatedral de Santo Domingo de La Calzada y en la Catedral titular de la Diócesis, en Calahorra, el nuevo Arzobispo D. Carlos Escribano, se despidió también el pasado domingo, de los fieles de Logroño capital, en la Concatedral de La Redonda, todo ello antes de partir definitivamente esta semana para asumir el próximo día 21 de noviembre, el nuevo cargo de Arzobispo de Zaragoza.
En su despedida, se ha centrado fundamentalmente, en recordar «a los que han fallecido en esta pandemia o están combatiendo actualmente la enfermedad (religiosos o laicos)”, al evento que abarrotó la plaza de toros de la Ribera en noviembre de 2018, “la Misión Euntes, y posterior procesión por las calles de Logroño con las imágenes más veneradas de las localidades riojanas”. Recordó también al mismo tiempo el problema del «abandono y reciente cesión del Monasterio de Valvanera por los Benedictinos a la Diócesis Riojana», “normalizando y estabilizando la administración y custodia del mismo a la nueva orden: los Monjes del Instituto del Verbo Encarnado (I.V.E.).”
En el último acto litúrgico, reciente y muy relevante, aunque no festejado, la celebración litúrgica del día de la Diócesis (13 Sept. 2020), en el propio Monasterio de Valvanera, donde por los desvelos e interés de todo lo Valvaleriano y en agradecimiento particular del Ilustre Capítulo de Caballeros de la Virgen de Valvanera, fue nombrado D. Carlos, Prior Honorario del Capítulo.
Como colofón final en la despedida de Logroño y de la Diócesis, Monseñor Escribano se encomendó a la Virgen de Valvanera y a la Virgen de la Esperanza, así como a San Emeterio y San Celedonio, y a Santo Domingo de la Calzada («ellos me han acompañado y les pido que me sigan protegiendo»).
Y finalmente, dirigiéndose a todos los fieles presentes nos dedicó «Tenéis un amigo en Zaragoza y allí tenéis vuestra casa; Hasta siempre.»